Admito, y soy totalmente sincera, que me equivoqué. Suelo reaccionar sin pensar en lo que estoy haciendo o diciendo, en como estoy actuando y como repercute eso en el otro y hasta en mí misma. Me encierro mucho en lo que yo creo o pienso que está pasando al rededor y, aunque tenga razón, a veces es necesario que piense dos veces antes de reaccionar.
Me hizo bien pedir perdón y reconocer que yo estuve mal al reaccionar así sabiendo que tenemos la total confianza como para charlarlo y arreglar las cosas que de las dos partes molestan, como siempre lo hicimos. Pero, por alguna razón, esta vez fue diferente y por eso sentí la necesidad de pedir perdón. Básicamente lo hice porque así lo sentí y porque él no lo iba a hacer, y claro, está en todo su derecho si no hizo nada. Tampoco pretendí en ningún momento que pida perdón por nada, porque inconscientemente sabía que yo era la que se estaba equivocando.
No puedo ser orgullosa, me hace mal a mi y más si siento que le estoy haciendo mal a otro. Me encantó que podamos estar bien como siempre y no dejarnos llevar por cosas que, en definitiva, son insignificantes si pensamos en otras cosas por las que pasamos que fueron más serias y superamos juntos.
Quiero pasar parte de mi vida con él. No sé cuánto tiempo va a ser, tampoco quiero saberlo. Espero sea mucho tiempo y buenos momentos.
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