No me siento mal, ni triste, ni bajoneada. Tampoco exploto de felicidad o algo similar. Estoy en un nivel intermedio de lo que sería sentirme sola y vacía. Mi humor solía no depender de nadie. Las cosas cambiaron, y mucho. Lo extraño, siento que me falta algo importantísimo en mi vida, mi bastoncito, la persona que me empuja para seguir cuando las cosas se ponen feas: Guille.
Nunca soporté esa terrible sensación de soledad en aquellos días en que por alguna extraña razón no podía verte. Y para aliviar mi ausencia de ti, escribía y escribía durante largas horas las palabras que iba a decirte cuando estuvieras frente a mí, dejándome decirle un nuevo adiós a la soledad.
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